La declaración del Parlamento Ruso es una gran irresponsabilidad, que añade más tensión, si cabe, a la región y no contribuye nada a la solución de la crisis. El conflicto no es nuevo, sino que se remonta en la historia cuando Georgia fue anexionada, mediante acuerdo de sus dirigentes pese a una fuerte oposición interna, por parte del Imperio Ruso, tras siglos de enfrentamientos entre ambos reinos, cristianos, con los musulmanes de Persia e Imperio Otomano. Tras una corta experiencia como nación independiente (1918-21) fruto de la Revolución Bolchevique y la guerra civil de Rusia, en 1921 fue de nuevo anexionada por la naciente URSS. En 1990, siendo una de las repúblicas soviéticas más desarrolladas, Georgia recuperó su independencia.
Nada mas recuperar su independencia, las regiones de amplia mayoría rusa de Absajia u y Osetia del Sur, se negaron a la autoridad georgiana. Durante el mandato del ex Presidente georgiano (y ex mandatario soviético) Eduard Shevardnadze, se mantuvo un precario status quo por el cual Georgia no sometía a sus provincias rebeldes por la fuerza, a la vez que Rusia no las reconocería manteniendo la integridad territorial de Georgia y se iniciaba un proceso de diálogo para la solución del conflicto. La elevada corrupción de las instituciones precipitó la caída del moderado Shevardnadze y el ascenso del nuevo (e iluminado) Presidente, Mijeíl Saakashvili, que inició un acercamiento acelerado a Occidente, agraviando a Rusia y, cuayo último episodio, ha sido el intento de imposición de la soberanía efectiva georgiana en Osetia del Sur y Absajia.
Mala decisión la de Saakashvili, mala respuesta la de una Rusia que trata de recuperar por la fuerza la "gloria imperial" perdida tras la caida de la URSS, en vez de iniciar un periodo de colaboración desde el respeto institucional con sus regiones vecinas (la verdad, es que recuerda, aunque desde realidades distintas, a ciertos comportamiento prepotentes e irrespetuosos con realidades institucionales bien cercanas), y mala la postura norteamericana de amparar y no frenar la ofensiva política y militar georgiana.
El parlamento ruso arguye (con fuerza argumental, por supuesto) que si ha sido posible el reconocimiento internacional (por parte de EEUU y parte de los países de la Unión Europea, no el caso de España) de la independencia del Kosovo, pese a la ruptura de los compromisos previos y las reglas del derecho internacional respecto con Serbia. La mala decisión del reconocimiento de Kosovo fue advertida por España, que ha mentenido y mantiene la postura más equilibrada en todos estos conflictos, como punto de inflexión en las inciativas independentitas de ciertas regiones. A este respecto es recomendable el crudo y rotundo artículo de Thierry Maliniak en "El País" el pasado 11 de agosto.
Porque no se trata de impedir y mantener de manera indisoluble las actuales configuraciones del los Estados (la historia ha demostrado que no es así), sino que, desde el respeto a la voluntad de los ciudadanos, articular fórmulas de convivencia o separación civilizadas, que cuenten con el consenso y acuerdo de las partes implicadas, evitando la "solución bélica" para la extensión, reducción o restablecimiento de fronteras.
El reconomiento de Kosovo, ha iniciado, como bien se temía el Gobierno español, una escalada de inestabilidad entre las regiones con movimientos independentitas radicales que, por la irresponsabilidad de paises como EEUU o Rusia, puede generar más conflictos. En este contexto, la Unión Europea debe adoptar una postura que combine firmeza y responsabilidad en la próxima cita de sus Jefes de Gobierno sobre estos parámetros:
- Exigencia a Rusa de respeto de la integridad territorial de Georgia.
- Instar a Georgia y Rusia, así como a los dirigentes de Absajia y Osetia del Sur a que inicien un proceso de diálogo para la búsqueda de una solución de conflicto desde el respeto a las normas del derco internacional.
- Compromiso de la comunidad internacional de abordar todos estas reivindicaciones desde el primas del diálogo, el acuerdo y el respeto a la normas del derecho internacional.
Solo así evitariamos nuevas situaciones dramáticas en la que los más afectados no son, precisamente, los dirigentes que los generan sino la ciudadanía que los sufre.
1 comentario:
y por qué no euskalherria?
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