Salvador

Uno, que siente la política no como una una profesión sino como una expresión de mi compromiso cívico, he definido mi ideología en base a determinados patrones de comportamiento y ejemplos de coherencia. Uno de mis referentes ya no solo políticos sino éticos y de trascendencia vital es la figura de Salvador Allende, Presidente de Chile (1970-73) y auténtico de la firmeza democrática, pagada con su vida pero sin perder la dignidad, frente a la democracia, el imperialismo y el militarismo.

Salvador, del que se umplen el próximo mes de junio 100 años de su nacimiento, merece un recuerdo en la memoria no ya de aquellos que creemos en los prinpicios que él defendió y por lo que le costaron la vida, sino de todo ciudadano/a que, más allá de su ideología, se alza simplemnte con su coherencia y ejerciendo su libertad, frente a la imposición, la cohacción o el chantaje.

Los demócratas del mundo entero estamos en deuda con Salvador Allende...para mí simplemente es uno de mis motivaciones vitales. Vaya este maravilloso homenaje en defensa de su recuerdo, su legado, hoy más robusto si cabe.