
Y una vez que ésta se haya producido, reflexionar acerca de la idea, para una familia, de recibir, sentir y llorar en la intimidad los restos del ser querido, más allá de las ideologías políticas. No entiendo, como en pleno siglo XXI, a alguien le pueda inquietar la justicia necesaria para que los represaliados por la indignidad recuperen la luz del día y del honor arrebatado.
Nadie ahora puede atribuirse la representación de los dos bandos. Somos muchos los que descendemos de hombres y mujeres de todas las ideologías. Aun sin significación, mis dos abuelos lucharon (por narices) en el bando vencedor, a la vez que un tio abuelo mio, Florentino Rubio, fue fusilado, el único, de Torres del Rio (Navarra).
Unámonos todos en la voluntad de concordia y homenaje, desenterrando de forma digna los restos a la vez que recuperando su recuerdo, no para dividir sino para aunar.
1 comentario:
¡Gracias por el crosslinking! Es lo que tienen estas historias, que deberían hacer comprender a la derecha que no se puede hablar de herida cerrada mientras no se rehabilite su memoria. Yo tengo claro que este país podrá empezar a pasar página cuando la derecha asuma también los errores del pasado, no antes.
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