martes, 9 de septiembre de 2008

Caso "Fannie Mae y Freddie Mac": (Neo)liberalismo de quita y pon

El pasado domingo, el Gobierno de los EEUU, de cara a evitar la quiebra de Fannie Mae y Freddie Mac, ha ofrecido una garantía por la que podría llegar a inyectar hasta 100.000 millones de dólares en las compañías de garantía hipotecaria Fannie Mae y Freddie Mac a través de la compra de títulos preferentes.

Según señala el diario "Expansión", Fannie Mae y Freddie Mac fueron creadas por el Gobierno en 1933 y 1968, respectivamente, para servir a una función: mejorar la liquidez del mercado hipotecario y facilitar el acceso de los ciudadanos a una vivienda en propiedad. A cambio de obtener estos beneficios, el Estado facilita gran parte de su financiación y es además, uno de los principales compradores de su deuda. Estas dos empresas no son exactamente hipotecarias, sino garantizadoras de hipotecas. Su negocio se basa en garantizar hipotecas concedidas por bancos, un servicio por el que cobran una comisión. Después emiten deuda por la misma cuantía que las hipotecas que han asumido y la venden en el mercado de crédito. Mediante este sistema, los bancos son más proclives a conceder hipotecas porque tienen detrás unas entidades que garantizan el cobro.

El problema surge cuando comienzan a caer los precios de la vivienda en Estados Unidos y también aumentan los impagos, lo que supone pérdidas para sus balances. Si funcionaran como compañías normales, es decir, no intervenidas, los números rojos supondrían una mayor dificultad para colocar la deuda en el mercado. Pero esto no ha sucedido porque siempre ha existido la creencia de que el Gobierno respondería en caso de que el panorama fuera desalentador. La tranquilidad que ofrecía la deuda de éstas compañías se esfumó tras el colapso de Bear Stearns el pasado mes de marzo, el banco de inversión fue comprado por JP Morgan, por una fracción de su precio real, con la consecuente pérdida para los accionistas. Desde entonces, las acciones de Fannie Mae y Freddie Mac han ido cayendo ante los temores de que estas puedan compartir destino con Bear Stearns.

El Gobierno no podía permitir que la situación empeoraría, debido al volumen de mercado que mueven: Son propietarias o garantizadoras de casi 6 billones de dólares en hipotecas, aproximadamente la mitad del mercado estadounidense. Su deuda, considerada hasta ahora como altamente fiable, está distribuida por todo el mundo e incluso, los bancos centrales extranjeros cuentan con bonos de estas compañías. En las últimas semanas no se ha producido una bancarrota de las dos hipotecarias, pero sí la quiebra de la confianza en que sean capaces de cumplir con su función.

Ante todo ésta situación, que conte que, para un socialdemócrata como un servidor, la intervención del Gobierno de los Estados Unidos no es una cuestión que me suscite oposición. Más is cabe cuando se trata de evitar la tragedia de miles de familias nortamericanas que se verían "descubiertas" frente a sus entidades bancarias. Pero es cómico, sino fuera por lo trágico de la situación, los argumentos de los gurús del neoliberalismo para "abjurar" de sus principios en donde consideran al Estado poco más que un elemento a extinguir, solicitar en tiempos de crisis la intervención del Estado (es decir, de todos y cada uno de nosotros) para salvar las situaciones que el "infalible" mercado no es capaz de atajar.

Es motivo de reflexión, desde luego, para aquellos que venden y práctican la bondades de un modelos desregulador pero que son incapaces de mantener su coherencia en los tiempos difíciles. Y una vez se demuestra la validez de los instrumentos de modelo económico socialdemócrata, en el que el Estado, sin ser inversor o empresario, garantice la coherencia y racionalidad del mercado económico y finaciero a la vez que señala las cargas impositivas redistributivas que, entre otras cosas, permita afrontar situaciones como las descritas.

No hay comentarios: