
Las razones se nos antojan de fondo y profundas...y cainitas. Por un lado, en el PP en los últimos meses el sector más conservador ha ido imponiendo no ya sus tesis (presentes en toda la lesgislatura, donde su "letiv motiv" ha sido el rencor por las elecciones perdidas) sino excluyendo a la personas de perfil más moderado, liberales y abiertos: ahí estan los ejemplos de las "cáidas" (huídas, mas bien...) de Matas (Baleares), Piqué (Catalunya) y ahora Gallardón. Y corren malos tiempos para otros pesos moderados tales como Nuñez Feijoo (Galicia) o Alonso (País Vasco).
Como la inmensa mayoría de los ciudadanos, pienso que lo que hay que exigir a un partido político es básicamente tres cosas, más allá de su ideología: que no cree más problemas de los existentes, que solucione éstos últimos y que cree nuevos espacios de libertad, oportunidad y bienestar dentro de un equilibrio. Lo de las personas que lo lleven a cabo, en principio, es secundario ... siempre que no conlleve la anulación de un estilo político por otro. Eso es lo ocurrido en el PP, no una simple cuestión de personas sino de apuesta por una determinada linea política, estratégica y de formas e hacer política. En este caso, la ultaconservadora, frentista y excluyente se ha impuesto en el PP.
No osbtante, no hace falta irse hasta la Meseta ni es patrimonio exclusivo esta práctica. Bien cerca tenemos ejemplos de exclusión disfrazados de "renovación" (¿?) pero que, tal y como ha ocurrido con el caso de Gallardón, es la apuesta por un modelo político determinado que renuncia al alternativa política, aspira únicamente a condicionar y no a sustituir, y exige no lealtad política sino sumisión completa.
Ellos veran, los de la meseta y los del ámbito foral de decisión. Pero la ciudadanía, tras 30 años de vida en democracia, ya no solo atiende sino que entiende, piensa y percibe...y finalmente decide.
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