Los socialistas y socialdemócratas españoles siempre hemos tenido como referencia política, ética y estratégica (salvando las distancias, evidentemente) en la socialdemocracia alemana, en el SPD. Todo ello derivada de la decidida apuesta en su momento del SPD y, en especial, de Willy Brandt por la democratización de España y que, en dicha etapa, tuviera la socialdemocracia española (o socialismo democrático) una especial relevancia.
Desde el año 2005 gobierna en Alemania una coalición entre la conservadora CDU y SPD, liderado por la Canciller conservadora Angela Merkel. Una coalición que se dio, por una lado, por la imposibilidad aritmética de pactar sendos partidos con sus aliados naturales: la FDP (liberales) en el caso de CDU y los Verdes en el caso de SPD. Y por una imposibilidad política: la negativa del SPD de pactar con el partido político "Die Linke" (La izquierda) fruto de la fusión de los herederos del SED (partido comunista de la extinta RDA) y de desencantados (por la izquierda) del SPD con Oskar Lafontaine a la cabeza. Pese a que este tabú impera a nivel federal y el oeste del país, en varias regiones de la antigua RDA, SPD y Die Linke gobiernan sin mayores problemas.
Desde la formación de la "Grosse Koalitionnen" a nivel federal mucho se ha discutido en el seno del SPD acerca de que éste modelo político solo lo rentabiliza, en todo caso, el partido que ostenta la cancillería, es decir, CDU. Y fruto de ello ha sido la consolidación y fortalecimiento de Merkel y la CDU frente a la falta de liderazgo, el desdibujamiento político y descenso de apoyos y referencias del SPD.
Las recientes elecciones en Hesse han dado una importante baza para aquellos que, desde el seno del SPD, cuestionan la alianza federal con la CDU. O al menos el mantenimeinto en las actuales circunstancias. En dicho estado federal, frente a una coalición gobernante entre CDU y FDP se ha impuesto un proyecto político presentado por la SPD y por su candidata Andrea Ypsilanti, emergente dirigente y partidaria de una mayor "diferenciación" entre SPD y CDU. Y es que el elector potencial socialdemócrata, en Alemania, en España y en Navarra, no espera de su referencia electoral sino un proyecto netamente diferenciado de los referentes conservadores.
No se trata de hacer un giro a la izquierda para radicalizar políticas o (re)establecer fracasados dogmas sino para diferenciar proyectos políticos entre el centro-derecha y el centro-izquierda, apostar por la dialéctica política, el debate de las ideas, sin evitar, por supuesto, acuerdos entre diferentes pero sin elevar el consenso a dogma político. En definitiva, la apuesta por un modelo social sostenido frente un modelo liberal de desregulación.
Lecciones de Alemania que se pueden aplicar a otros escenarios muy próximos en los que aquellos que únicamente aspiran a condicionar las políticas conservadoras y no apuestan por proyectos y políticas netamente progresistas y sin complejos verán como gran parte de su electorado potencial, sencilla y comprensiblemente, les da la espalda.
Lecciones que, escarmentadas en cabeza ajena, sin embargo ha de hacernos reflexionar e ilusionarnos a los que apostamos por un proyecto socialdemócrata para Navarra como Comunidad Foral y que rija y no impida la expresión de su pluralidad.
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