viernes, 25 de enero de 2008

Barañáin, una reflexión

He tenido la enome fortuna de trabajar en un entorno como el del Ayuntamiento de Barañáin, por tres razones: en primer lugar, la calidad humana de la población de Barañáin; en segundo lugar, por la calidad humana y profesional de los trabajadores y trabajadoras del Ayuntamiento, verdaderos profesionales e implicados e identificados con las necesidades del pueblo; y en tercer lugar, por la apasionante aventura de la gestión política en un municipio como Barañáin.

El tiempo es el que da y quita razones, el que aclara las situaciones justas e injustas. Y estoy seguro que el tiempo pondrá a Josu Senosiáin en su sitio, como un gran gestor político, netamente progresista, abnegado en el trabajo por su pueblo (no importaba ni la hora, ni el día,...a costa de la familia), coherente en la estrategia, hábil en la táctica y perfectamente conocedor de la psicología política que se generaba de los nueve (¡¡nueve!!) grupos políticos con los que acabó la legislatura 2003-2007. En resumen, apuesta por un proyecto de convivencia y progreso.
Coger una Ayuntamiento en el más absoluta bancarrota económica, gestionado con una visión cortoplacista y conseguir, no solo evitar que aumentar la deuda, sino ir reduciendola con una política de contención presupuestaria sin que ello supusiera una merma en la calidad de los servicios públicos que ofrece Barañáin a sus ciudadanos. Y todo ello desde la hostilidad, sino todo sí gran parte, del Gobierno de Navarra (justo es reconocer la labor mutua absolutamente positiva del Ayuntamiento con Departamentos como el de Administración Local o el de Medio Ambiente).
A Josu Senosiáin no se le susituyó con argumentos sólidos de incapacidad política, sino por el simple hecho de mostrarse convencido que el mejor camino para Barañáin era la constitución de un gobierno local de orientación progresista, a la vez que sensible con la pluralidad de su ciudadanía. Algunos, ajenos a la realidad social del pueblo, no supieron, no puedieron o no quisieron ver que la figura de Senosiáin y la línea política y estratégica que representa no solo era necesaria sino imprescindible para la gestión política de éste auténtico laboratorio político.
Fruto de ello surgió una nueva orientación política local en el seno de la socialdemocracia que solo desde la imposición evitaron un gobierno local conservador. Una orientación política nacida no de la reacción crítica y constructiva a la línea seguida en la legislatura anterior, sino desde el complejo y el convencimiento, erróneo a mi entender, de no considerar la pluralidad y el progreso como una virtud sino como una tara. Una línea política ajena a los nuevos tiempos que precisa la izquierda democrática de Navarra, y que, resignándonos a un mero papel moderador y no de liderazgo, actúa como reacción y no como propuesta en positivo.
En éste observamos con preocupación, los que conocemos bien y queremos a éste municipio, la situación de parálisis política en la que se encuentra, lamentable, indigna para la ciudadanía de Barañáin. Parte de la clase política del Ayuntamiento de Barañáin es impropia del pueblo al que respresentan. Por respeto a su ciudadanía, hay que acabar con ésta farsa política, y para ello solo hay dos caminos: el adecuado, a mi entender, que es recuperar la senda de la visión política progresista y en positivo que se llevo a cabo en la anterior legislatura y, especialmente, en los ejercicios 2006-2007 en donde las fuerzas de progreso, asumiendo cada una de ellas su parte de responsabilidad en los desacuerdos públicos pasados y en la construcción del futuro, consensuaron una programa de gobierno local que combinaba el equilibrio presupuestario con el mantenimiento y fortalecimiento de los servicios públicos y las nuevas políticas progresistas.
El otro camino, al que que parece abocado con la constitución de una mayoría política antinatura, es la apuesta por un escenario político de primacia conservadora, al que algunos solo pretenden moderar con sus políticas, poco ambicioso y que no se identifica con la nueva esperanza que ha de presentar el socialismo y la socialdemocracia, no solo en Barañáin, sino en el conjunto de Navarra.
Es por ello que es preciso instar a una última reflexión al colectivo progresista de Barañáin para que, desde el análisis sereno, riguroso y modesto, consensuén un programa de actuación netamente progresista, equilibrado y sensible a la pluralidad de la ciudadanía de Barañáin.
Es lo que espera la inmensa mayoría, hoy hastiada y perpleja.

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