Tras las elecciones de 2007, el culebrón para formar gobierno por todos sabido y comentado.
Y en las últimas semanas, los fascículos diarios del divorcio entre los dos grandes actores de la derecha navarra, UPN y PP, culminado como todo el mundo sabe con la (¿definitiva?) ruptura de la unidad de derecho de las formaciones conservadoras. En estos días, en el que hemos visto a Miguel Sanz, Yolanda Barcina, Santiago Cervera o José Ignacio Palacios (flamante Coordinador de la Gestora del nuevo-viejo PP navarro) preocuparse por sostener en pie el entramado político conservador, la primera duda que me viene a la cabeza es que, estando en una dificil situación económica, ¿cuanto tiempo se ha perdido en intereses partidistas ajenos los generales de la ciudadanía navarra?¿cuánto tiempo preciso del requerido a la cosa pública se ha centrado en cuestiones particulares? Esa es la primera cuestión.
A partir de aquí se abre un nuevo escenario político que promete ser interesante. El PP ha venido para quedarse, que no se va repetir, de nuevo, la absorción del PP por UPN. Si este modelo se repetiera sería para una absorción pero a la contra. Así mismo, el PP tiene un importante electorado potencial y sus resultados, salvo catástrofe, no van a ser precisamente los de una fuerza marginal.
El electorado conservador en lo social, tan navarro como español, es numeroso (aunque no mayoritario) en esta Navarra nuestra, siendo hasta ahora patrimonio exclusivo y obligado de UPN. Sin embargo, me aventuro a afirmar que la división de la derecha va a ser traumática, el estilo del PNV y EA de los años 80 ¿pero quien jugará el papel de PNV y el de EA? queda por ver, pero el PP parte con la ventaje de tener un referente nacional que, este en el gobierno o en la oposición, esta fuertemente consolidado.
A los progresistas navarros, a la socialdemocracia foral, a los que conjugamos la defensa de Navarra como Comunidad Foral con el progresos social, el laicismo positivo y los nuevos valores sociales, nos queda presentarnos, de una vez por todoas tras años de tentaivas fracasadas, como una alternativa seria y fiable. Y pasos positivos se vienen dando. En primer lugar, por la consecución en los últimos meses de unidad y coherencia interna en el seno de la principal fuerza progresista, el PSN. En segundo lugar, demostrando en todo este culebrón de la derecha respeto al debate ajeno, seriedad de cara la ciudadanía e inciativa política. Y tercero, y más importante en el momento actual, centrando en dotar de estabilidad institucional y proponer soluciones consensuadas para los problemas que viene sufriendo el ciudadano, relacionados casi en exclusiva, con la depresión económica y su expresión en forma de desempleo o inestabilidad.
Se aproximan, en definitiva, tiempos decisivos que exigen personas responsables y con iniciativa, conciliadoras y dialogantes. Y quien toque la tecla con esta partitura es quien, merecidamente, sea referente ciudadano para liderar el progreso social.
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