La práctica de la irresponsabilidad

Sin duda, el día de hoy ha sido la prueba más complicada que ha sufrido el Presidente del Gobierno. Un día en la que los españoles tenemos que avergonzarnos ya que gran parte de nuestra clase política ha priorizado misérrimos intereses de partido a los del conjunto de España ¿se imaginan que hubiera pasado si hubiera salido un voto negativo al paquete de medidas que ha propuesto el Gobierno, duras, impopulares, en cierta manera injustas pero a la vez imprescindibles y coherentes con la situación que venimos viviendo y las medidas que han tomado o se van a tomar en otros paises de nuestro entorno? Pues que sencillamente el Gobierno habría quedado absolutamente desautorizado y, posiblemente, hubiera finalizado su andadura: Y no solo eso, se había creado un espiral "griega" de pánico en los mercados ante el escenario de una España y su Gobierno sin margen de maniobra, y la abertura de una etapa de incertidumbre, funesta para los intereses generales de España.

Lo dicho, absolutamente irresponsable. Evidentemente, el Gobierno ha podido errar en sus pronósticos así como en los tiempos (y que hablar de la coordinación interna...). pero, ¿quien ha acertado?. Miguel Boyer, poco sospechoso de ser un simple palmero de partido (recordemos su apoyo implicito a la política económica del Gobierno de Aznar), afirmaba con rotundidad en un artículo reciente que "El Gobierno español tampoco previó la dimensión de la crisis en 2009, pero esto no puede reprochársele, porque nadie es capaz de prever el instante de un shock, ni la hondura de sus efectos". Si hay que reprocharle algo, Boyer señala que "Sí pecó de sucesivos anuncios optimistas respecto a la salida de la crisis, que, al no cumplirse, desgastaron la confianza en él, más aún de lo que ya desgasta cualquier crisis".

El ex Ministro de Economía, que, junto con Carlos Solchaga, ya se definía socialdemócrata cuando esta definición era poco más o menos que anatema en el PSOE de los 80, también señala que el Gobierno ha sido absolutamente coherente y disciplinado con las medidas que se ha venido actuando a nivel internacional, por gobierno de toda condición: primero, evitar la quiebra del sistema financiero (no tanto por sus irresponsables mandatarios, sino por evitar el colpaso del flujo crediticio); segundo, aprobar estímulos para suplir la inactividad de la iniciativa privada así como la cobertura de prestaciones sociales (por desempleo, rentas básicas,...); y tercero, como consecuencia de lo anterior, atajar el déficit público (un 70% del PIB, muy inferior a la de la mayor parte de los países de nuestro entorno) y privado (aquí sí, en España es estratosférico en empresas, familias y entidades finacieras: un 390% del PIB ¿quien es aquí responsable?¿ZP?) tal y como señalaba Joaquín Estefanía, derivado de un sistema de crecimiento económico de base especulativa y poco productiva "cebado" en la época del PP y no atajado los suficiente en la primera época de Zapatero, aunque el Presidente era perfectamente consciente en 2004, donde ya se definía la economía española con un gran déficit de productividad y carencias graves en materias de I+d+I, que se ha venido corrigiendo (apuesta estratégica por sectores innovadores -energias renovables-, inversión creciente en I+d+i,...etc.).

Por lo tanto, el paquete de medidas que se han aprobado hoy por un solo voto, no es plato del gusto de nadie, pero son absolutamente imprescindibles, por la credibilidad económica de nuestro pais. Seguramente, a corto plazo, va a ralentizar el crecimiento económico (dado que, con las subidas impositivas y la reducción de ingresos, no estimulará el consumo), pero generará a medio y largo plazo las bases de la confianza necesaria para la inversión propia y extranjera en nuestro país.

De todo esto es perfectamente consciente el PP. Y me detengo en ésta formación política porque, con todos los respetos, el resto no es alternativa ni referencia de Gobierno. El Sr. Rajoy, así como el Sr. Montoro y la práctica totalidad de los dirigentes populares son totalmente conscientes de éste escenario y saben que, estando ellos en el Gobierno, hubieran tendio que tomar decisiones prácticamente idénticas. Y como lo saben, no pueden argumentar ignorancia. Y entonces entramo en el terreno de la maleficiencia. Y uno Sres. maleficiencias, sencillamente, no merecen gobernar.

Lo ha definido expresa y claramente un medio tan poco proclive al Presidente Zapatero como "El Mundo" cuando, en un artículo de Lucia Méndez de la sesión de hoy en el Congreso, señala que "De lo que han estado hablando es de la posibilidad real de tumbar o no al Gobierno. Eso, si caía o no el Gobierno, y no el futuro del país, es lo que estaba en juego", en una terrible crónica parlamentaria que pone los pelos de punta a cualquier ciudadano con un mínimo de inteligencia.

Como ciudadanos connscientes, de educación democrática, no solo tenemos que exigir un gobierno que gobierne, sino una oposición que este preparada para gobernar (en el Reino Unico, tres siglos de ventaje democrática, inclus existe el llamado "Shadow Cabinet"). Y un oposición que en su papel como tal ejemplifique lo que será su actuación en el Gobierno. El PP nos ha demostrado hoy, una vez más y desgraciadamente, que su maleficiencia es tan considerable como su irresponsabilidad. Quizás por ello, en plena crisis de credibilidad del Presidente Zapatero, el lider de opsición, el "recambio" del Presidente, es aun menos creible. ¿es que no entienden el mensaje de la ciudadanía?.

Quizás José Luis Rodríguez Zapatero merezca reproches, que duda cabe. Pero hoy ha demostrado que como representante de la ciudadanía, se debe a los intereses generales del país. Hoy Mariano Rajoy nos ha solventado todas las dudas. No puede (ni debiera) ser Presidente de España. José Luiz Rodríguez Zapatero será o no será Presidente en 2010, cuando pase este peridodo dificil podrán ser valoradas sus actuaciones con equidad, pero hoy en día a demostrado que su interés esta puesto en España, y no el Palacio de la Moncloa. Y por ello no solo merece nuestro respeto, sino nuestro aprecio y respaldo, ya sea por convicción o, sencillamente, porque la alternativa sencillamente asusta.