lunes, 24 de mayo de 2010

Crisis: de la juerga y la resaca

Durante el último año y medio, venimos disfrutando (o padeciendo) de una sobredosis de análisis sobre las causas, consecuencias y actuaciones respecto a la crisis económica...de todas las definiciones la más acertada es aquella que relaciona la crisis del sistema con la resaca tras una fiesta en la que, unos pocos más que otros, han disfrutado sobremanera aunque ahora anden durmiendo la mona a la hora de gestionar las consecuencias de sus actos.
Quien carga las tintas de la responsabilidad de ésta crisis, por ejemplo, en el Gobierno español, en mi opinión hace un ejercicio de ignorancia o (peor y más probable) de mala fe y situa, precisamete, las culpas en aquel pobre gestor de los residuos de la fiesta. Cuando el cortoplacismo y el afan electoral se diluya y con perspectiva histórica veamos tanto los arboles como el bosque podremos concluir que los autores intelectuales de ésta crisis no residen "en desiertos lejanos, ni en montañas remotas", sino que desde sus torres de cristal, alentaban un sistema de economía especulativa y no productiva, cuando se produjo el "crack" depositaron sus princoios neliberales en el fondo de la armario y buscaron la ayuda del "odiado" Estado, y hoy, tras la tormenta, se permiten calificar la credibilidad de los mismos Estados que les han sacado las castañas del fuego. Es ciertamente obsceno que aquellos que, como el bombero pirómano, han intigado, alentado y aportado la doctrina del subsistema que ahora se ha derrumbado, vengan ahora a seguir dando lecciones.
No se confunda, amable lector, no soy un radical. me puedo considerar un socialdemocracia sin dogmas, que cree en una imperfecta (¿qué sistema es perfecto?) economía social de mercado, en que el elemento generador de riqueza de un pais reside en la iniciativa privada, de la misma forma que creo en un Estado justo y redistribuir de la riqueza y que éste ha de tener, en ésta época de crisis, un papel estimulador de la inversión productiva y con valor añadido, primero, cubriendo el hueco que ha dejado la iniciativa privada por la crisis (plan E, infraestructuras,...) y, segundo, faciltando una escenario mucho más flexible y alentador para que, de nuevo, la iniciativa privada retome la inversión (reformas del sistema bancarios para que fluya el crédito, reforma laboral, captación de inversiones productivas,...etc.) en el marco de una economía moderna bajo los princpios de la investigación , la innovación y el desarrollo.
El Presidente del Gobierno es consciente de las dificultades de la situación, y coincido con él cuando afirma que no hay improvisación en sus actuaciones ¿acaso alguien había planificado ésta crisis?¿no estan cambiando, dia a día, los pronosticos y el escenario de la misma?. Puedo creer necesario un mayor ritmo para ciertas reformas estructurales que ya tendrían que estar resueltas, pero su enfoque esta siendo el acertado: tras evitar el colapso del sistema financiero mundial (hubiera sido el caos, el "corralito"), la inversión publica para cubrir el hueco de la iniciativa privada, el aumento del coste de las prestaciones sociales derivado del aumento vertiginoso del desempleo,... es momento del ajuste, injusto quizás, pero imprescindible. Injusto porque se carga en la espaldas de quien no tiene (tenemos) responsabilidad alguna en la crisis, pero imprescindible porque, sencillamente, es la mejor de poner las bases para un crecimiento sostenido y sostenible a medio y largo plazo.
Tienen razón los funcionarios y los pensionistas en mostrar su desagrado. Faltaría más, solo faltaría que se aplaudiera. Pero ahora es preciso la pedagogía necesaria para explicar que las medidas, hoy incomprendidas, sean mañana aceptadas y pasado mañana compartidas. Que me expliquen que altarnativa hay, por supuesto, fiable y rigurosa.
Y cuando solucionemos entre todos lo perentoria (especialmente, volver a generar empleo, para dignificar la vida de más de 4 millones de españoles), ya llegarán la hora de los análisis y la responsabilidades, en donde tendremos mucho que hablar y que pedir responsabilidades.

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