A estas alturas de la película (casi) nada nos sorprende ya que tenga origen en la Conferencia Episcopal Española. La última "aventura" es el posicionamiento de la jerarquía española respecto a las próximas elecciones generales: han presentado un documento para orientar a los católicos en su decisión de voto, destacando la negativa ante la negociación con grupos terroristas, el matrimonio gay o la asignatura de "educación a la ciudadanía". Blanco y en botella vamos.
Llega un momento en que detreminados posiciones ya no causan indignación o desacuerdo sino simplemente, por lastimosas y penosas, se les hace caso omiso. La Iglesia Española de finales del franquismo y princpios de la transición, la Iglesia que acogió los anhelos de libertad, que en un régimen de partidos entendía, comprendía que los católicos estaban (estamos) distribuidos entre todas las siglas. Era una Iglesia plural, acogedora y tolerante. Ya no es el caso, desde que al frente se situan cardenales y obispos que mas que pastores son puros activistas políticos, con discursos destructivos lejanos de los que muchos entendemos como ética cristiana.
Insisto en separar curia de cristianos de base, parrocos y sacerdotes y religiosas, así como movmientos laicos que estan mas preocupados en formar en espítiritu que en dotarse de interlocutores políticos afines y con promesas pecuaniarias.
Haría bien la Iglesia Española en reflexionar y moderar su discurso. De lo contrario serán (seremos) muchos lo que nos vayamos alejando (más) no de la figura y el mensaje de Jesús sino de aquellos que, supuestamente, difunden su mensaje.
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