He leído con atención el artículo de Lluís Basset publicado hoy en El País en relación a la campaña de Barack Obama para proclamarse como candidato demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos.
En primer lugar, hay que indicar que las elecciones de los EEUU, aun no siendo ciudadanos norteamericanos, tiene una incidencia directa en nuestros proyectos vitales, en la configuración de los equilibrios políticos, económicos y sociales de un mundo tan globalizado, por lo que debiéramos seguir con suma atención cuáles son las propuestas de los candidatos presidenciales. Bien es cierto, que en esta fase de primarias internas de cada candidato y luego en la campaña presidencial, lógicamente, se centrarán en cuestiones domésticas, principalmente, en la economía y la seguridad.
Partiendo de esta puesta de atención, y siendo afín al campo demócrata, he visto y valorado los discurso, mensajes y estilos de los dos principales candidadtos: la sólida Hillary Clinton y el sorprendente senador medio afromericano Barack Obama.
Algo esta cambiando en los EEUU cuando existen serias posibilidades que, o bien una mujer o bien un ciudadano no blanco, pueda convertirse en Presidente/a de los Estados Unidos. Estoy de acuerdo Oprah Winfrey (la estrella de la TV americana que apoya a Obama) en que el apoyo o no a uno u otro candidadto no es una cuestión de raza sini de principios, motivaciones, futuro y esperanza. Pero no podemos sustraernos (y una parte importante del electorado yankee tampoco, especialmente, las mujeres y los ciudadanos no blanco) de la importancia de éste hecho y que en las estrategias de camapaña si que cuentan.
Pero he de confesar que me he sorprendido a mí mismo cuando, al escuchar a Barack Obama, sin ser ciudadano americano, me he sentido atraido y llamado por su mensaje de futuro, por el papel de una nueva generación que supera los esquemas simples del pasado, por un sociedad que no mira a las abrreras de estrato social o racial sino que quiere asumir un proyecto en común sobre los princpios de unidad de la pluralidad, progreso y libertad.
Yes We can (Sí, podemos). Change, we can believe in (Cambio, podemos creer en él) son los lemas que impulsan a los miles de seguidores de Obama, muchos de ellos, estudiantes o trabajadores, que han realizado una paréntesis en su actividad diaria para estar a día completo transmitiendo su ilusión a sus conciudadanos ¡¡ que maravillosa lección de ciuadadanía !!
Gane o no gane la proclamación, Obama ha conseguido instalar e la primera léina de la prioridades del debate político las demandas reales de la ciudadanía, canadas de empresas mesiánicas y necesitadas de un liderazgo fuerte a la vez que solidario. Unos EEUU en paz con el mundo pero, en primer lugar, en paz consigo mismo que supere las divisones artificiles a las que se ha visto sometidos por el discurso "neocon" de Bush, Cheney y sus acólitos.
Ojala veamos a Obama como candidato y, si es el caso, ojala veamos que preside lso Estados Unidos de América en una nueva etapa de Camelot, al época de esperanzas e ilusiones en la que Kennedy atrapó al mundo.
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