lunes, 22 de diciembre de 2008

El díalogo social como valor añadido

Este pasado fin de semana, CCOO ha clebrado su 9º Congreso en el que ha resultado elegido nuevo Secretario General Confederal Ignacio Fernández Toxo, al imponerse, por la mínima, al Secretario General saliente, José María Fidalgo.

El cambio en la cúpula del primer sindicato del país en número de afiliados y delegados obedece más a cuestiones de organización interna que de política sindical, puesto que Toxo, hasta ahora Secretario de Acción Sindical en el equipo de Fidalgo (y por lo tanto referente en las mesas de negociación con patronal y Gobierno central) y en su trayectoria histórica como responsable de la Federación del Metal hasta 2004, se ha caractarizado por una apuesta clara y estratégica por los valores del diálogo social y la negociación colectiva, evitando en lo posible la conflictividad.

En una entrevista publicada hoy en Diario de Navarra, Toxo es claro al señalar que no se prevé en el horizonte una huelga general ya que, en el actual contexto de crisis económica "Ha llegado el momento de negociar y discutir hasta la extenuación. El país lo necesita y la gente lo demanda. (...) Ahora veo más al sindicato en las mesas de negociación, en el diálogo, en la concertación y, eso sí, muy en contacto con los trabajadores que están más directamente sufriendo los efectos de la crisis, como los que están amenazados de expedientes de regulación de empleo. Las empresas lo tienen muy fácil para deshacerse de sus trabajadores".

Una apuesta estratégica, igualmente, por mantener y fortalecer la unidad de acción con el otro gran sindicato, al UGT, en la que Cándido Méndez mantiene los mismo cristerio, milimétricamente, que su homólogo de CCOO.

El diálogo social como medio y como fin para alcanzar acuerdos con los representantes de los empresarios y los responsables institucionales en cada ámbito territorial, es imprescindible en una sociedad democrática madura, en un sistema de relacionales laborales moderno que quiera contribuir de manera decisiva al progreso económico y social. En estos momentos de incertidumbre y decrecimeinto, es preciso más que nunca abandonar el pesimismo y el nerviosimos, apelar a éstos valores para tomar decisiones que generan confianza, desde el consenso y el equilibrio social, aunque no reñido con su utilidad práctica, que contribuyan de manera decisiva a caminar por la senda de la recuperación.

Y es que no estamos hablando de cifras, sino que detras de cada desempleado esta una tragedia humana, una situación de angustia que hace preciso que actuemos desde la racionalidad sensible. Nos viene unos meses duros a la vez que decisivos. Del acierto en el análisis, en los métodos para su resolución y en las decisiones finales depende que pongamos las bases para un futuro modelo económico y social donde se prime la inversión en valor añadido, erradicando de una vez por todas la mentalidad especuladora, verdadera causante de la situación actual, y en la que todos tenemos una parte de la responsabilidad.

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